Cómo descubrir toda la poesía del callejero de Gijón (a pie o en bici)
Alumnos de 1º y 3º de la ESO del RIES Jovellanos propondrán a la alcaldesa una ruta turística y cultural a partir de un programa piloto que busca implicar a libreros y hosteleros
Los grandes poetas no solo habitan en sus libros o en los libros de texto. Aunque no se les lea demasiado, el callejero de cualquier ciudad está cuajado de sus nombres. Se puede vivir toda una vida en calles que recuerdan a Góngora, Miguel Hernández o Ángel González sin haber leído uno de sus versos, sin saber incluso que fueron poetas. Pero la familiaridad con los nombres y las calles ya es algo. Y en ese punto de partida ha basado Natalia Cueto Vallverdú, profesora de Lengua y Literatura del RIES Jovellanos de Gijón, un proyecto didáctico piloto que se desarrolla en aulas de primer y tercer curso de la ESO, que busca también trascender los muros del instituto y llegar al resto de la ciudad y a otros centros educativos. Lo han bautizado Gijón, callejero poético, y los propios alumnos lo describen mejor que nadie como «una experiencia de aprendizaje-servicio» que busca «fomentar un Gijón literario que combine el aprendizaje con una propuesta de ocio».
Así lo explica una carta que la alcaldesa de la ciudad, Carmen Moriyón, recibirá el próximo lunes en el curso de una entrevista en la emisora de radio Onda Cero. La ha redactado Saray Trabanco Suárez, alumna de 1º F, a partir de las aportaciones de los 18 los alumnos de su clase, implicada desde hace semanas en el proyecto junto a otros tantos de 1º C y varias aulas de tercer curso de ESO. Juntos han desarrollado un proceso que por el momento se plasma en una muestra que se inaugura mañana en la sala de exposiciones del Jovellanos y que sus jóvenes autores serán los encargados de presentar a sus compañeros de otros cursos en visitas guiadas.
Mapa, verso y ruta
Partieron del mapa de la ciudad para localizar en él todas las calles con nombres de poeta. Cada alumno eligió una calle y a partir de ahí empezó la tarea. Primero, la individual: una visita documentada fotográficamente, la búsqueda de información sobre el autor o la autora, la realización de un collage y un caligrama a partir de un poema suyo; después, el trabajo de grupo, que consistió en la elaboración de varios mapas con rutas basadas en las distintas épocas poéticas: Renacimiento, Barroco, Romanticismo, Generación del 27… Además, vincularon a cada zona de la ciudad una biblioteca pública y una librería de referencia, apartado este último en el que el proyecto cuenta con la colaboración con la Asociación de Librerías de Asturias (ASLA). Todo ello se muestra en los murales confeccionados por cada equipo, eje de la exposición en la que también se incluyen, entre otros materiales, una selección de libros de poesía aportados por la biblioteca del centro y las fotos de los alumnos en sus respectivos trabajos de campo.
Son estas rutas las que el proyecto propone a Carmen Moriyón como posibles recorridos turísticos para el público familiar y juvenil señalizados «con visita y charla formativa» para «mejorar la cultura literaria» en los que se buscaría implicar justamente a los libreros, pero también a los hosteleros con la elaboración de «menús literarios» relativos a cada recorrido y en el que los propios estudiantes podrían participar como formadores-guías. La iniciativa pone también el acento en la movilidad sostenible, al promover el desplazamiento a pie o en bicicleta.
Todo el programa -que también se va a hacer llegar a la consejería de Educación para su posible implantación en otros centros educativos de Asturias- parte del llamado Plan de Lectura, Escritura e Investigación (PLEI) integrado en la Programación General Anual. Según explica Natalia Cueto, amplifica el aprendizaje de los contenidos formales de la asignatura de Lengua y Literatura: estudio de la poesía, análisis y dramatización de poemas, aptitudes para la comunicación lingüística, el debate o la escucha activa, incluso la redacción de correspondencia formal como la carta escrita a la alcaldesa. Pero, a partir de ahí, se incluye otro grupo de «competencias clave», con la de «aprender a aprender» y el las metodologías de aprendizaje activo en su eje: competencia digital, social y cívica, iniciativa y espíritu emprendedor…
Aprendizaje-servicio
A partir de estas últimas, la profesora hace hincapié en el llamado «aprendizaje-servicio». Una de sus máximas promotoras en España, la pedagoga Roser Batllé lo describe como «una manera de aprender haciendo un servicio a los demás, a la comunidad» que desborda los límites del aula y conecta al alumnado con su entorno social. En este caso: los libreros -cuya participación pasará el curso que viene por actividades en las aulas-, los hosteleros, los servicios turísticos de la ciudad, los propios vecinos, que redescubrirán sus calles y refrescarán su cultura literaria.
Así ha sucedido a los propios alumnos. Claudia Fernández -que además ha diseñado un cuidado logotipo para Gijón, callejero poético- vive en la calle Quevedo, de quien «sabía que escribía poesía, pero no sabía qué género» hasta ahora. Su soneto A una adúltera, poema que ha escogido para su trabajo individual, le parece «muy bien escrito». A David Morán le han emocionado las Nanas de la cebolla de Miguel Hernández, y del mismo modo otros de sus compañeros y compañeras han descubierto a San Juan de la Cruz, Larra, Rosalía de Castro o Gloria Fuertes. También, en no pocos casos, las calles y los barrios donde se les honra aunque no se los lea y se los disfrute. Una carencia que este pequeño comando de nuevos lectores de poesía está dispuesto a combatir, poeta por poeta, a pie de calle. Si la alcaldesa da el lunes su permiso, claro.
(Fuente: J.C. CEA. LA VOZ DE ASTURIAS 25/5/2017)