La ayuda entre iguales. Una práctica con muchas posibilidades pedagógicas.
Maribel de la Cerda Toledo / Favorecer las interacciones entre alumnos para facilitar los procesos de enseñanza y aprendizaje ha sido un recurso que educadores y educadoras han empleado frecuentemente a lo largo de la historia y son numerosas y muy diversas las experiencias existentes en nuestro país. Este artículo presenta la ayuda entre iguales como una propuesta que ofrece elevadas posibilidades educativas, considerando como una práctica de aprendizaje servicio que permite educar en valores ya que se basa en un dinamismo pedagógico clave: las relaciones cara a cara entre personas .
Favorecer las interacciones entre alumnos para facilitar los procesos de enseñanza y aprendizaje ha sido un recurso que educadores y educadoras han empleado frecuentemente a lo largo de la historia. En este sentido, la cantidad de experiencias existentes en nuestro territorio es amplia y variada: los programas de tutoría entre iguales para trabajar la lectura, las asociaciones escolares gestionadas por el propio alumnado, las experiencias de colaboración entre alumnos de diferentes ciclos, o los proyectos de mediación y resolución de conflictos entre compañeros, son algunos ejemplos de cómo se concretan este tipo de prácticas en los centros educativos.
Pero lo cierto es que a pesar de la tradición existente, esta tipología de actividades a menudo pasan un poco desapercibidas. Se ven tan naturales y hace tanto tiempo que se implementan que cuesta reconocerlas y valorarlas considerándolas con todo su potencial. Y no sólo eso, sino que incluso se puede llegar a cuestionar su eficacia y utilidad.
A continuación, fruto de los resultados obtenidos mediante algunas investigaciones realizadas (*), nos proponemos presentar la ayuda entre iguales como una propuesta que ofrece elevadas posibilidades educativas. Ofreciendo una breve aproximación al concepto y en sus modalidades y considerándola como una práctica de aprendizaje servicio que permite educar en valores ya que se basa en un dinamismo pedagógico clave: las relaciones cara a cara entre personas.
La ayuda entre iguales: concepto y modalidades
Cuando hablamos de ayuda entre iguales nos referimos a una práctica pedagógica que impulsa la creación de vínculos entre personas que comparten un mismo estatus pero que a la vez presentan una diferencia que permite a una de ellas asumir un rol educativo intencional respecto al otro.
Se trata pues, de una tipología de prácticas en que los educadores aprovechan una diferencia existente entre alumnos para institucionalizar una relación de ayuda.
En cuanto a las tipologías, pese consideramos que la ayuda entre iguales se convierte en un concepto integrador y que las actividades que lo engloban manifiestan algunos rasgos comunes básicos, distinguimos cinco modalidades esenciales que a continuación detallamos.
Monitorización. «Prácticas de ayuda entre iguales basadas en la dinamización de una actividad que implica la adquisición y el ejercicio de una habilidad concreta».
Las prácticas de monitorización se corresponden con actividades en las que los participantes enseñan, aprenden y ejercitan una destreza determinada. Se pueden agrupar básicamente en torno a tres tipos de actividades: los talleres, los juegos y las actividades específicas.
Tutoría. «Prácticas de ayuda entre iguales basadas en la transmisión de conocimientos académicos».
En las actividades de tutoría se trabajan cuestiones vinculadas a las materias curriculares y tres temáticas convierten en los ejes básicos: la lectoescritura, el refuerzo escolar y el trabajo sobre temas específicos.
Difusión. «Prácticas de ayuda entre iguales basadas en la presentación de una producción cultural»
Con esta modalidad de ayuda se persigue el objetivo fundamental de dar a conocer alguna cuestión que los alumnos han trabajado previamente. Se incluyen tres tipos de actividades básicas: los cuentacuentos, los espectáculos varios (obras de teatro, musicales, etc.) y las presentaciones orales.
Acompañamiento. «Prácticas de ayuda entre iguales basadas en procesos de acogida y socialización».
Se trata de aquellas actividades en las que se pretende facilitar la integración del alumnado recién llegado a los centros a partir del establecimiento de una relación de ayuda y de intercambio mutuo entre compañeros.
Mediación. «Prácticas de ayuda entre iguales basadas en la resolución de conflictos».
Las prácticas de mediación comprenden aquellas actividades en que los alumnos se ponen en relación con el fin de resolver positivamente los problemas que surgen entre ellos.
Una práctica de aprendizaje servicio de educación en valores
Consideramos la ayuda entre iguales como una modalidad de prácticas de aprendizaje servicio ya que manifiesta algunos de los requisitos básicos de esta metodología, destacando esencialmente la presencia de servicio, de aprendizaje y de una necesidad. En este tipo de actividades el servicio se materializa en una forma de ayuda que los alumnos ofrecen a miembros de su comunidad. Enseñar a leer, acompañar en la escolarización o conducir las mediaciones cuando hay conflictos, son ejemplos. A la vez, esta ayuda favorece y requiere que se produzcan aprendizajes que van desde cuestiones académicas hasta habilidades y valores. Finalmente, con este tipo de actividades se trabaja para satisfacer una necesidad fundamental, la creación de vínculos interpersonales entre los alumnos, y se incide también en otros aspectos como la integración del alumnado recién llegado o la gestión positiva de los conflictos entre alumnos .
Respecto la consideración de la ayuda entre iguales como práctica de educación en valores, partimos de una concepción de la educación moral basada en la relación y en la que el reconocimiento se convierte en una cuestión fundamental. Desde un punto de vista pedagógico, este reconocimiento se expresa mediante algunos dinamismos entre los que se incluyen los encuentros interpersonales. Y es precisamente este reconocimiento lo que favorece la ayuda entre iguales: con la participación en estas propuestas se invita a los protagonistas a formar parte de una relación en la que apreciar y amar son básicos. Los alumnos construyen un vínculo afectivo que implica la acogida, la aceptación y la apertura al otro. Por ello consideramos que este tipo de actividades se convierten en muy adecuadas para incidir sobre un mecanismo básico de humanización: el afecto y las relaciones cara a cara y de proximidad entre personas.
Potencialidades de la ayuda entre iguales
El análisis y estudio de algunas experiencias permite considerar la ayuda entre iguales como una práctica sencilla que ofrece la posibilidad de trabajar cuestiones muy variadas, a edades muy diferentes y que se convierte en un contexto de aprendizaje muy positivo para los chicos y chicas que participan. Y es que ambas partes enseñan y aprenden conjuntamente, a la vez que se relacionan en situación de proximidad.
En cuanto a las adquisiciones que promueve en los participantes, al alumnado que facilita su ayuda y apoyo, la experiencia le obliga a consolidar los conocimientos. El dominio sobre el que se quiere transmitir resulta esencial y no hay mejor manera de aprender que enseñando. Además, le ofrece la posibilidad de hacer algo con y por otro, aumentando su autoestima, la satisfacción personal, la motivación y el compromiso hacia la actividad. Sin olvidar en este punto que los alumnos no son nunca profesionales y que necesitan del acompañamiento y el apoyo de los educadores adultos.
A los alumnos que reciben la ayuda, este tipo de prácticas les permite obtener una atención individualizada y un soporte de la mano de un referente cercano. Disminuye su miedo a equivocarse y ganan seguridad, lo que facilita enormemente el propio progreso y la superación de los retos que se les puedan plantear.
Vemos pues, como las posibilidades que ofrece esta fórmula pedagógica son múltiples. Por un lado, permite abordar contenidos académicos. Por otro, fruto de la interacción, favorece que cristalicen algunas competencias y valores fundamentales. Destacando en este sentido el ejercicio y el desarrollo de la responsabilidad, la paciencia, la empatía o la comprensión, entre los más significativos.
Pero quizás lo más importante es que trabajando juntos los alumnos ponen en práctica un dinamismo básico de humanización: el reconocimiento mutuo entre personas. La proximidad existente entre el alumnado favorece la creación de un medio caracterizado por la confianza, la complicidad y el afecto. Ambas partes trabajan conjuntamente con un objetivo educativo preciso, a la vez que se conocen y construyen un vínculo y una relación de amistad. Y es precisamente con la apertura de este canal del afecto y de las emociones, que el aprendizaje se ve potenciado. En síntesis, mediante la ayuda entre iguales los participantes son capaces de construir relaciones interpersonales y vínculos afectivos. Un aprendizaje esencial para el crecimiento personal y social. Un aprendizaje básico en la vida.
(*) De la Cerda Toledo, M. (2011) La ayuda entre iguales. Análisis de una modalidad de prácticas de aprendizaje servicio. Barcelona, Universidad de Barcelona. Departamento de Teoría e Historia de la Educación (tesis doctoral; director: Josep Maria Puig Rovira). Disponible en: http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/43110/2/MDLCT_TESI.pdf